El lugar donde he sido mandado a vivir sin ninguna experiencia previa en el medio de la más huérfana inconstancia. El que me obliga a tomar por sorteo hasta la más inocente de mis decisiones, como la de creer en la más pálida idea...

julio 11, 2007

¿Has visto alguna vez la nieve?

“….
Creyó que el mar era el cielo;
que la noche la mañana.
Se equivocaba.
Que las estrellas eran rocío;
que la calor, la nevada.
Se equivocaba…”


Rafael Alberti “Se equivocó la paloma”


(Un post sobre la nieve parenteral)

De pronto y porrazo, la pampa húmeda se convirtió en un frosty freezer sin descongelar y muchos argentinos renovaron por varias décadas las reservas profundas de su relación con lo excepcional. Esta excepción secular se sintió como un privilegio de glamouroso valor agregado a la rutinaria escenografía de la cotidianeidad y también como una amenaza más de devastación dado nuestro bajo umbral apocalíptico. Pero lo que me provocó las secuelas más profundas fue registrar con qué mágica potencia la nieve nos ultrajó toda posible indiferencia, aún aquella que se resiste desde la más renegada evolución; porque fuimos expedidos a punta de pistola a atesorar de todos los modos posibles su inexplicable decisión de visitarnos. El singular evento climático en definitiva, por su digna totalidad estética ajena a los intereses en pugna, fue recibido como un huésped al que le debemos un favor por venir de parte de una naturaleza que esta civilización ha relegado al mero rol esclavo de Gran Proveedora, y a la que se le niega a menudo la cortesía de prestarle un poco de atención a su espectacular personalidad. Me fue imposible impedir que ingresara en primer lugar a la lista de espera de mi lunes, que se impusiera absorbente en su afán de hacerse recordar todo el tiempo vulnerando cualquier descuido en su contra. En “lenguaje posmoderno” -como diría el sociólogo canadiense Stephen Katz- creo que la nevada fue la gran celebración acontecimental del hecho atípico que cierra la puntada de nuestra condición de no-lugar; la precipitación hiper-social del poder norhemisférico como género de cargas. En el Nombre-Del-Padre se halla ese país indeterminado de Europa donde la nieve decora postales soberanas y ayuda a ostentar un rango de implacable superioridad. Se nos cuelan también las alegorías paisanas de barilochenses adolescencias y vacacionales elitismos esquiadores. Embestirla en auto y a pie tanto tiempo en su vuelo hizo que en la noche al cerrar los ojos volaran cristalitos frontales sobre mi. Como los copos, también cayeron durante el día en ingrávida filigrana términos como aguanieve, nevisca, aguahielo, aguarrás atmosférico, espuma destilada, cambio climático y calentamiento global. Además, cundió el chiste fácil; que Macri cumplió su promesa de hacer de Buenos Aires un lugar del primer mundo. Ya trajo la nieve. Y vaya si va estar bueno, si era blanca, blanca, y blanca de la buena.

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