Lo que en general se hace llamar derecha me provoca odio por su naturaleza insensible, rechazo por su interesada escala de valores, hartazgo por su espantosa obsesión por conservarse y reproducirse e impotencia por no poder derrotarla. Lo que en general se hace llamar izquierda me provoca fastidio por su estupidez y pena por su sensibilidad desperdiciada.
No hay peor cosa que tener un enemigo hijo de puta y un amigo pelotudo.
Música: Ice Age The bottom line
7 comentarios:
Mmmm... creo que ya dije algo en este blog sobre la misma cuestión. No quiero repetirme (dado que no recuerdo qué cuernos dije), pero tengo que admitir, con tristeza, que coincido.
Es verdad. Pero si es por lo peor de lo peor, no nos olvidemos del converso. Y en virtud de su existencia, también es posible el amigo pelotudo que se vuelve hijo de puta,( por necesidad o por ser ingenuo o ignorante, suelen ser las excusas) Porque la estupidéz tiene esas cosas: en su raíz medio cobarde, está expuesta a ser subsumida por el hijoputismo generalmente más vivaracho.
Al final, de tener un enemigo se pasa a tener dos, con más el dolor del afecto terminado.
Minerva, quédese tranquila que recuerdo sus aportes en este sentido, creo que fueron en uno de los posts del "El menor de los análisis"
En efecto Silvia, algunos pelotudos se dejan seducir por el hijoputismo al punto de uno no explicarse si en realidad siempre quisieron ser eso
¡Qué linda manera de poner palabras a mis sentimientos!
más peligroso (tal vez) es el estado intermedio. Esas fichitas intercambiables de la fauna política argentina.
Diría alguna boludez más, pero este post me hizo carcajear.
:)
Saludos, me gusta mucho el blog, aunque no comenté las veces que entré.
Lorena.
Una síntesis perfecta de la sensación de muchos. De mi enemigo no espero cambios, pero me gustaría que mi amigo fuera menos pelotudo, claro que sí.
Antoine, Lorena , Dagnasty; bienvenidos y gracias por los comentarios.
Es cierto Lorena, los intermedios son peligrosos, seguro, porque pasan de boludos a h d p con bastante facilidad.
Dag, también eso espero...
Saludos
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