El lugar donde he sido mandado a vivir sin ninguna experiencia previa en el medio de la más huérfana inconstancia. El que me obliga a tomar por sorteo hasta la más inocente de mis decisiones, como la de creer en la más pálida idea...

octubre 25, 2006

Confié demasiado en mi inexperiencia


Estoy desde hace más de 15 días en Estados Unidos, más precisamente cerca de Los Ángeles, realizando tareas que tienen que ver con posibilidades digamos de "negocios" a las que matizo con varias incursiones –no excursiones- turísticas. Desde que llegué aquí me ha atacado una especie de súbita intoxicación de silencio. No por nada en especial de estos lugares que me haya afectado, fundamentalmente por el ritmo de actividades que vine desarrollando que me impiden disponer del tiempo para ajustar las coordenadas y ocupar los mandos de esa nave de reconocimiento diario que es un blog. Me propuse que este espacio siguiera su marcha ajeno a este alejamiento en lo posible. Esperaba hallar algunas horas diarias frente a la PC para darles los últimos toques a algún texto comenzado anteriormente, o tal vez escribir frescas letras imbuido de los estímulos inmediatos. La realidad es que no puedo hacerlo como me lo imaginaba; ahora compruebo cuán insaciable es la demanda de tiempo de la escritura. Y lo inesperado más allá de esa evidente limitación, es que en los pocos momentos disponibles he experimentado una imposibilidad de escribir, al menos físicamente. Nada parecido a algo llamado diario de viaje me resulta posible. Admiro a los que acomodan su cuerpo y graban esas huellas dactilares en forma de texto que llevan el aroma de la fecha y el lugar donde fueron producidas. Pero hay otra escritura que me recorre y promete ser tan intensa como la real y es la que sabemos está sucediendo en nuestro cuerpo. Se que hay cosas que se están escribiendo, me sucede simplemente que lo siento, las realidades y pequeñas experiencias se suceden, producen pequeños y grandes movimientos de fluidos en mi interior y me escriben cosas. Sólo será cuestión en algún momento de ponerme a transcribirlas.

Atender un blog desde un viaje, que ingenua pretensión la mía. Tal vez yo confié demasiado en mi inexperiencia. Pero lo bueno es que extraño escribir, eso si es un síntoma alentador.

7 comentarios:

Vero dijo...

Me encantó eso de que algo se esté escribiendo dentro tuyo: un caldo de cultivo, las palabras esperando para dar el salto. Un beso, Tino.

Tino Hargén dijo...

Gracias Vero, si, sosn esos momentos donde no podes sentrate a escribir como lo haces habitualmente pero sentis que algo se mueve por dentro

un beso

Anónimo dijo...

pues que se siga moviendo y en cuanto vuelva a sus pagos, si le parece, nos transcribe todo.
a propósito, la "nave de reconocimiento diario" le viene saliendo pero que muy bien. nuestros saludos.

Jorge Alberdi dijo...

Es así, algunas cosas están escritas o escribiéndose antes de que ocurran (el poeta es un visionario) y otras lo hacen durante, y explotan algún tiempo después, igualmente con restos de metal del futuro (el poeta sigue siendo un visionario). No hay que forzar la marcha, ni tampoco bajar el pie del acelerador.
Por otro lado, los textos que al pie indican. París, Barcelona; Los Ángeles; Roma; etc, me huelen un poquito a fraude, a pose de viajero (creo que sobre los lugares clisés y desde ellos se ha escrito demasiado ya, por lo que todo lo demás me suena a mostrar títulos, encuadrar pasajes aéreos; etc).
Te esperamos.
Un abrazo

paula dijo...

juntá palabras para la vuelta, julio. y no te olvides de traer fruta.

Tino Hargén dijo...

Gracias Kullich!! Bienvenido!...

Gracias Jorge y Paula!!, estuve en San Francisco este fin de semana, ufff, pasan tantas cosas en esa ciudad!!, y ya este martes inicio el regreso.

Magda Díaz Morales dijo...

Quizá te sirva una sugerencia: escribe lo que sientas o pienses en un cuaderno de notas, ya después, cuando te sea posible, podrás dar forma a lo escrito y plasmarlo aqui.

Que la pases muy bien en tu viaje.