Brevísima apertura
Delicadas dosis de arbitrariedad son la llave que abre la puerta de la revelación conceptual. El pensamiento que suena improbablemente ajustado es altamente provocador, no de polémicas y reacciones, sino de brotes de originalidad.
El simulacro de sentido común es muy útil para urdir rápidos efectos de saciedad racional. La cobertura de pérdidas por derramamiento de sentido es efectiva. Sólo que a veces es necesario detenerse y restaurar el orden, limpiar los platos sucios de la fiesta y recoger el sangrado.
Pero la incoherencia es una minuta embriagadora. Una prenda que abriga tanto a las ideas que llega a envenenarlas de calor.
Disociar y asociar planos extraños, extrapolar niveles dispares, avasallar incumbencias disciplinarias, son todas inspiraciones físicas que se aplican al pensamiento, porque las fundaciones de la racionalidad se erigieron a imagen y semejanza del comportamiento de la materia.
Así es que toda argumentación inasible tiene algo de plegaria táctica, un ruego por escapar de la jaula dorada. Desobedecer la elocuencia cifrable actúa como un dique semántico, contiene el curso natural del predicado argumental para hacerlo un lago de suero artificial.
Clausura con escurrimiento
"Del nacimiento como expropiación a la mujer"
Concebir, poseer y parir. La secuela de la fuga. Ser madre es actuar las secuelas de la expropiación. La mujer presenta la primera instancia del despojo, es la primera expropiada de lo que es suyo por naturaleza. Un hijo puesto en el mundo es el producto de una extracción indebida. Un ente vivo que ha crecido en su interior, indiviso, inquebrantablemente unido a su ser e inseparable, le es quitado casi terapéuticamente como una malformación destructora. La lógica es implacable en su dictado: la pertenencia y la posesión más simbiótica tienen como premio su privación. La apropiación se consagra en un acto de consumación final que sentencia su propia desaparición. Y toda su vida de madre será una lucha por la recuperación de lo perdido. Por eso es entrega, porque está concebida para poseer lo que habrá de tener que entregar. La naturaleza le ha enajenado a la mujer esa plusvalía invaluable y la ha obligado a compartir con el mundo lo que supo ser parte corriente de su entraña. La gigantesca tarea existencial de la re-apropiación determinará sus estratagemas de colmado.
Concebir, poseer y parir. La secuela de la fuga. Ser madre es actuar las secuelas de la expropiación. La mujer presenta la primera instancia del despojo, es la primera expropiada de lo que es suyo por naturaleza. Un hijo puesto en el mundo es el producto de una extracción indebida. Un ente vivo que ha crecido en su interior, indiviso, inquebrantablemente unido a su ser e inseparable, le es quitado casi terapéuticamente como una malformación destructora. La lógica es implacable en su dictado: la pertenencia y la posesión más simbiótica tienen como premio su privación. La apropiación se consagra en un acto de consumación final que sentencia su propia desaparición. Y toda su vida de madre será una lucha por la recuperación de lo perdido. Por eso es entrega, porque está concebida para poseer lo que habrá de tener que entregar. La naturaleza le ha enajenado a la mujer esa plusvalía invaluable y la ha obligado a compartir con el mundo lo que supo ser parte corriente de su entraña. La gigantesca tarea existencial de la re-apropiación determinará sus estratagemas de colmado.
3 comentarios:
No es el hijo lo primero que se nos expropia, Tino. Lo primero que se nos expropia es el cuerpo que queda (durante la gestación y el período de lactancia, sin contar las consabidas reglas propiciatorias de la fertilidad) al servicio de la demanda de ese niño, representante del poder que la naturaleza ejerce sobre nosotras. Es un poco machista la frase, en el fondo, pero diré algo que solía decirme un amigo: "En la mujer, la naturaleza es un destino". Como mujer y como madre le digo, los hijos no son algo propio perdido, son un otro que, en nuestro caso, nos habita, cuando el cuerpo es una ciudad sitiada por el poder central (el natural). Como todo lo que sucede
de acuerdo al plan eternamente repetido que se ejecuta en el universo, es difícil de pensar, ¿sabe el árbol que es árbol? no, simplemente "es".
Inx, que bueno verte por acá. Le has dado otra inquietante mirada al asunto. Tal vez lo que nos pasa, lo que la naturaleza hace como si nada -y que nosotros tratamos desentrañar- responda a un plan, o no responda a nada, simplemente sean los sucesos particualares de un universo un tránsito, una partícula de devenir aislado en la cual nos encontramos.
La primeros párrafos a modo de introducción, los escribí casi como un pedido de excusas por los segundos, ya que no hacían más que mostrar la dificultad de hallar un ajuste entre la capacidad de abstraer propia de la aplicación de la razón, y la capacidad de poetizar. Si analizo a lo poético con el prisma de lo racional lo pensado me deja la sensación de una incoherente artimaña del lenguaje, artificiosa y falaz. Pero el tema es cuando analizo a lo de racional que hay en ello con el prisma de lo poético; todo cobra un sentido inesperadamente sano y posible.
Saludos y gracias
Lo racional es limitado, Tino. La lógica es tramposa, es como un perro que se muerde la cola eternamente y para colmo, la mordida te duele a vos, sos vos el que sangra. Animate a la poesía, es más negocio.
Publicar un comentario