El lugar donde he sido mandado a vivir sin ninguna experiencia previa en el medio de la más huérfana inconstancia. El que me obliga a tomar por sorteo hasta la más inocente de mis decisiones, como la de creer en la más pálida idea...

febrero 01, 2006

Urinarios


Yo hacía bastante que quería darle bola a esta idea. Tomar uno de mis relatos y a partir de esa base armar como una especie de cortometraje en video, o por lo menos probar a escribir bien el guión. Después se vería, podría alquilar las cámaras y hacer editar el material, no me parecía que fuera a salir muy caro hacer todo. Y amigos para ayudar en el trabajo no me iban a faltar.

El taller se venía cayendo. La señora esa medio rara de pelo cortito había abandonado enseguida, traía unos poemas interesantes, animaba mucho al grupo, pero se cansó. Los pendejos duraron bastante pero un día ya no vinieron más, se fueron a estudiar con un tipo que escribía para Polka o algo así. La verdad es que ya quedábamos pocos y este Negro falopero cada vez estaba más ido con la escritura de su novela como para darnos bola. Pero un día me parece que se dio cuenta que yo estaba por decirle que me iba a ir a la mierda y el instinto de supervivencia lo despertó:

-A ver… ¿cual era el relato ese del que vos querías hacer un guión?
- Ah…si, si…en realidad no tengo elegido uno en especial, pero iba a probar con éste, fijate…

El Negro se puso a leerlo como metiéndose para dentro de su cigarrillo, era una buena señal, probablemente lo leería completo:

“Hay días en los que uno siente que la existencia tiene como un olor a moho, y su aspecto se parece al de esos trapos de pisos estrujados en busca de una humedad mínima, neutra y apagada que sirva para que se pegue la mugre, pero donde toda chorreadura molesta haya sido vencida. Jamás me gustó limpiar, ni barrer, ni cortar el pasto. Y la ingesta de cerveza que me hace orinar casi con violencia no ayuda demasiado a equilibrar los opuestos.

- ¡ Que sea la última vez que te ponés a jugar con las palabras eh !
¡No sabés que en esta casa las cosas hay que cuidarlas! ¿Que te creés? …
- ¿Vos tenés una idea de lo que cuesta ganarlas? Y si se rompen, ¿con que compramos otra?

Podría recordar la voz de mi padre o la de mi madre. No es que sus retos y reprimendas hayan sido castradores ni que me hayan dejado secuelas o complejos como dicen algunos psicólogos, pero el hecho es que sus recuerdos no se han ido y me trabajan de sol a sol para hacerme sentir desperdiciado. Ellos eran lo que se dice conservadores a la hora de elegir entre el riesgo y la seguridad, por lo que siempre el mandato era cuidar lo poco que había y dejar la fortuna de los sueños para los afortunados.

El mundo es un sistema demasiado sólido como para permitirse que cada tanto libremos alguna esperanza en su contra. Algunas veces me pongo paranoide y creo que cada segundo que pasa estoy siendo controlado, observado, monitoreado, y por supuesto condenado. Pero en otras, por el contrario, creo que el mundo se siente tan seguro que ya ni nos vigila.

No se que pensarán los filósofos pero el mundo real, el que está de este lado de los ojos, detrás de sus cámaras, siempre se reduce a un esquema lógico pedestre: dos opciones. Un binarismo cretino, puerco, hijo de puta. La tan mentada dicotomía de la realidad es una verdad tan pesada y abrumadora como que la muerte es una incógnita gratuita. Pero no es que todo exista en la realidad de ese modo, sino que a ese modo se reduce. Siempre la realidad hace vasectomías alternativas: muerte o vida, blanco o negro, feliz o infeliz, cero o uno, junto o separado, por si o por no. Que máquina corrupta capaz de reducir las peores complejidades, los caleidoscópicos matices, las enésimas inervaciones e imbricaciones, los sutiles paralelismos; las interpenetraciones, los dobleces y tripleces; las multi-recontra-interacciones inabarcables. Lo irreductible. Todo es igual reducido, resumido, subsumido y molido mediante unos motores gigantes que de una montaña dejan dos siniestros granitos de arena sin que se les mueva un pelo.

Proyectar sobre el mundo, hacer nuestra su agonía, su desesperanza y sus probables tragedias nucleares, es una tremebunda abstracción que calma los nervios. Ante ella nuestra existencia es una especie de fanfarroneo de la paz, una orgía de la felicidad de estar guarecidos de las inclemencias del alto sufrimiento. La ausencia de atrocidades constituye por si sola un paraíso. Pero si nos zambullimos hacia adentro, y dejamos de estar incluidos en el trágico destino del mundo, nuestra insignificancia se pone de pié para mostrarse vergonzante. Nuestras pasiones tan queridas tienen un gusto intolerable a conformismo barato, dan ganas de tirarlas y no saborearlas nunca más. Nuestra dignidad, la famosa honestidad que no se para que al final conservamos tan intacta como si estuviera en formol. Consuelos de tonto, de esclavo, de rata que creyó que los tirantes del techito de esa casita eran los puentes triunfales de alguna postal del Golden Gate. Todos los instantes hay que tomar decisiones, hay que escoger y hay que descartar, ratificar miserias, rectificar licencias, y lo peor de todo es que todos los días también hay que arrepentirse.

Y está el problema del tiempo que es un bien muy valioso. Eso lo descubrí por mi mismo, no lo leí ni me lo enseñaron. Tan valioso me di cuenta que era que lo puse en una caja de seguridad y me cuesta mucho tomar la decisión de gastarlo. Pero el problema es que se vence, es un fluido que hay que quemar con urgencia, una moneda cuya validez dura exactamente un día. Pienso que es buen momento para intentar el poema:

“Quisiera ser
La amoxicilina
Que cure tu infección”

Hoy no puedo elegir alguna otra estructura más compleja que el círculo. Quiero rendirle homenaje al síntoma portador de este texto. Juego con las palabras, si se rompen no me importa, me compro otras, yo soy diferente a mi padre, para mi lo material es lo de menos. “Efectos urinarios de la ingesta de cerveza” sería un buen título, casi como una monografía médica. Pero “Consecuencias urinarias de la ebriedad” me da una llegada un tanto más generalizada. O simplemente “Urinarios”, con un epígrafe que hable de muñones agitadores que se rebelan como siervos poseídos contra toda enemistad de la prosperidad creadora; de mates amargos, de vientres incontenibles, de aplastamientos de velocidad y de alimentación en base a las flores que se pueden recoger de las tumbas. Por que si, para viajar a la putrefacción del deseo lo mejor es estar bien descansado y hacer muchas paradas en el camino.

Hoy amigos, no se me pongan delante porque derribo muros tan sólo con la intención.”


-Hmm, no se como vas a sacar un guión para un corto de acá…me parece que… -fue lo primero que me dijo el Negro inmediatamente después de una pitada profunda.
- Si –le contesté sin dejarlo terminar-. Yo sabía que me ibas a decir algo así, pero ahí está el desafío viejo, no se, guionar un ensayo, quebrar la estructura ¿Alguna vez pensaste en como se sería un video clip de una idea? ¿De un concepto filosófico? Contar en imágenes un concepto, no una historia…
-Ah, bueno… entonces es otra de tus ideas novedosas que sacás del cementerio, está bien, pero…yo no creo poder ayudarte en esto acá, mirá…lo que pasa es que…
-Listo Negro…me voy a la mierda… -ni lo dejé terminar de hablar y me fui.

Nunca más volví. Por suerte no le había quedado debiendo nada. Y hoy me parece increíble que el corto ya esté listo en DVD y en VHS, y ya pedí presupuesto en un lugar para pasarlo a fílmico. Se puede decir que estoy conforme. Me las rebusqué bien, para la edición encontré un flaco que grababa cumpleaños y casamientos pero que tenía buena onda y unos equipos de primera. Lo peor, aunque parezca mentira, fue un amigo mío que puse a hacer el papel del Negro. Era realmente de madera y me volví loco repitiendo las tomas de sus diálogos.

El final lo cambié, el original nunca me había convencido y de última lo resolví superponiendo la toma de una placa fija de letras blancas sobre fondo negro con una voz en off:

Las verdad nos hará libres
Pero si no podemos conseguir la verdad
probemos con el éxito
que tiene el mismo efecto...

2 comentarios:

Anónimo dijo...

"La verdad nos hará libres": y dale con el fanatismo. Si te caricaturizamos a Cristo, ¿vas a quemar la embajada de Disneylandia?

Tino Hargén dijo...

¿Y vos Xenia? ¿Al próximo que creas que pone en duda tu condición de “escritora clase A” le vas a incendiar el blog?

Realmente te has empeñado en una campaña de mal interpretar mis ideas, pero si esa es tu lectura y tu actitud, clausura todo debate, ya que no me voy a poner a desmentir por enésima vez algo que mis textos no indican y no necesita ser desmentido. No existen tomas de posición condenatorias o absolutorias en mi análisis en el sentido que vos las presentás.

Hagamos una breve historia: En ocasión de mi post “Semblanza de un escritor vacante” enviaste un comment dando una interpretación del mismo como si planteara una dicotomía entre una supuesta adhesión moral y política a un ideal de “humildad” opuesta a una ambición personal condenable.
cito aquel comment:
“La retórica de tu argumentación es impecable. Pero yo rofundizaría en tu análisis, o más bien en tu construcción de un caso hipotético, describiendo este hipotético caso como el de un artista escritor tan obediente al mandato social de la modestia que su clase le dicta, tan entrampado en el goce de la identificación entre su yo y su ideal del yo ("tengo que ser humilde"), que sacrifica a este goce los placeres de tratar con sus iguales, promover la difusión de su obra, competir por imponerla, e incluso (en primer lugar) realizarla y completarla. Son placeres prohibidos que la moral pequeñoburguesa condena como "autopromoción", "vanidad" o "narcisismo", pero a la vez son esfuerzos necesarios para un mínimo logro profesional.
Me resulta poco creíble este paradigma: demasiado ascético. Estás hablando de un hombre que renuncia a todos los honores que merece, sólo para tener la conciencia tranquila. ¿Existe, hoy, alguien tan santo que busque la paz a ese costo? Te creo si me lo contás en relación a la vida de Sor Juana Inés de la Cruz. Pero aún ella fue presionada por coerciones institucionales...
Saludos”

Te contesté señalando la diferencia entre tu interpretación y lo que creo mi idea expresa, que no plantea las cosas en esos términos excluyentes, absolutos e irreconciliables. Lo que creo vos no te planteás nunca es dudar del sistema de valores, del sistema que otorga las recompensas, vos lo aceptás “de hecho”, hasta dijiste “es lo que hay”, como si dijeras "porque existe está bien", "no hay más remedio que creer en él". Yo si lo cuestiono y no comparto esa actitud pasiva que niega las propias miserias de dicho sistema. Esa es la diferencia que veo conceptual y profunda entre ambas posturas, no la moralidad o inmoralidad social de aspirar a reconocimiento de la obra, a obtener logros de recompensa individuales.

Mi postura no es nueva, me he referido a ello en varios posts, y hay uno especialmente ( Todos los egos el ego II y III ) donde marco varias cosas muy conectadas a este tema que dejan en claro que stoy lejos de una postura como la que vos me querés adjudicar.

Hasta ahí la cosa tenía un grado de civilidad, supuse que era un episodio más de un intercambio racional e interesante de ideas. Luego de que yo te mencionara en mi post “Respuestas necesarias” se desencadena una muy desafortunada situación. Esa mención no te imputaba a vos ninguna condición, ni te acusaba de nada y era simplemente referir que tus textos y los debates donde participaste -precisamente en torno al tema del posicionamiento del escritor- habían sido tomado como elementos para escribir esa semblanza. ¿O no fuiste vos quién escribió aquel psot de despedida en Kaputt donde tomaste posición frente al tema?. Luego vino tu reacción que creo desmedida y desubicada, y pasaste directamente a enfocarte a hacer encendidos discursos y acusar a este blog de ejercer algo así como un supuesto fundamentalismo de la humildad o del antisistema incluyendo esto último que hacés que es ironizar sobre una frase de un relato que no tiene demasiado que ver con la cuestión.

Por este último camino no tiene sentido seguir el diálogo, me merece rechazo esa actitud, pero si te interesa podemos volver a retomar las cuestiones desde su base.