El lugar donde he sido mandado a vivir sin ninguna experiencia previa en el medio de la más huérfana inconstancia. El que me obliga a tomar por sorteo hasta la más inocente de mis decisiones, como la de creer en la más pálida idea...

febrero 15, 2006

Topografías del amor tubular

Cuando no se trata de un texto, ni de un manual ni menos de un ensayo, lo aconsejable es tomarlo con pinzas esterilizadas, ponerse guantes de látex en las manos y tocar cada línea con la punta de las pupilas bien dilatadas. Y si los vuelos de reconocimiento logístico invaden el espacio aéreo del extraño reino del sexo y el amor, definitivamente el aire se enrarece y es necesario colocarse la mascarilla de oxígeno. Porque a rigor de verdad lo que se presentó a consideración de los ojos internos de mi embotado entendimiento fueron una serie de tesoros hallados, algo así como la recuperación de la bitácora de una expedición exploradora, la reconstrucción de un sondeo irrigado como travesía de la palabra. El relato indirecto es una de las formas sublimes de la exploración topográfica a distancia, y máxime cuando se trata de un teatro de operaciones de geografía entubada y tortuosa, de un cañón bañado de callosidades cuyas tonalidades suelen en los atardeceres pasarse de castaño oscuro.

“El coito anal, contrario a la naturaleza animal de la especie humana, se establece como una de las más grandes transformaciones de su cultura, un acto distintivo de su especie en el mismo sentido que lo es la razón o el lenguaje. ¿Un error genético? ¿Un exceso de confianza del diseñador? Probablemente esto último. Al darle una salida necesaria a las heces imaginó una última tripa recta, estrecha y oscura, pero el muy imprevisor no consideró la posibilidad de que podría ser usado para introducir un pene. El ser humano, un verdadero homo faber, se caracterizó por su capacidad de transformar el entorno natural, de encontrar usos creativos de los materiales de la naturaleza ante los cuales se encontró puesto a vivir. Del mismo modo halló usos creativos y genéticamente imprevistos de su cuerpo, al que tomó como un elemento natural más sobre el cuál efectuar esa desobediencia transgresora de los mandatos sencillos y eternamente repetitivos de su especie.”

El topógrafo releva accidentes, clasifica niveles, reconoce promontorios, indica puntos clavando profundamente estacas, y través de ellos reconstruye una forma que tiene el orgullo de ser indescifrable como imagen -aún siendo capaz de definirlo todo-, camuflándose entre la esterilidad semántica de los registros. Suenan las armonías de los océanos topográficos del grupo de rock inglés Yes como fondo, y se nota enseguida que el expedicionario padece de un puñado de tics y habilidades. Se reconoce en los surcos de sus trazos una pronunciación científica, laboratorista, subtendida entre la desesperación por quitar todo residuo afectivo a cada letra.


“El sexo anal es el encuentro del hedonismo con la escatología, y constituye desde el punto de vista literario una parábola de gigantesco valor simbólico. La materia fecal, la evacuación del estiércol, del desecho, la basura podrida, contaminante, asquerosa y maloliente que debe ser eliminada, enterrada, ahogada para matar su olor y su fetidez. La cloaca final, el cañito de descarga que se rediseña, se recicla y se convierte en un acogedor hogar del placer sexual, o del dolor sexual, o del sufrimiento, o de la excitación, o del amor sucio -dicho este adjetivo en el sentido higiénico y no moral de la palabra-, o de todos ellos. El amor anal tanto en su versión varón-varón ligada a la homosexualidad o varón-mujer ligada a una variante de la heterosexualidad, es sucio, doloroso, sádico, masoquista y a la vez es entrega, es sacrificio, es innovación, es afirmación. Su poder paradojal es deslumbrante. Es como si de pronto el inodoro se convirtiera en un manantial para inclinarnos a calmar nuestra sed en él, como si el pozo ciego fuera un acogedor jacuzzi donde ir a experimentar el placer de respirar y chapotear.”

El topógrafo no es filósofo, pero la terquedad seca de sus juicios lo dota de la suficiente asepsia para poder jugar a serlo con alguna posibilidad de victoria. Entonces su alocución se vuelve tratado, discurso, o libelo; un logos irritante e irritado que se escapa bien lejos de cualquier parentesco con el poema técnico.

“Un aspecto interesante es la conjunción de fluidos. En el coito vaginal la naturaleza pone dos instancias posibles de unión de fluidos, la del semen con los jugos vaginales, una solución armónica, lechosa, deslizantemente fragante y jugosa. La del semen con la sangre menstrual, es otra posibilidad alternativa más sórdida pero igualmente poéticamente amorosa, manifiesto químico de una fusión profunda, carnívora, trasnfusiva. El coito anal en cambio mezcla la mierda con el semen, el aparato reproductivo y productivo de placer con el excretor. Un líquido blanco, tibio y puro, potente y reproductor, el elixir de las novelas pedófilas, casi alimenticio, se encuentra absurdamente con esa papilla deyectiva infectada de bacterias inmundas y asesinas, ese blandenque suero necrológico. Dos fluidos de galaxias diferentes, hasta poéticamente irreconciliables. De un lado la vida, el simiente, el futuro, la potencia, la fertilidad; del otro la muerte, la mierda, la deyección, el pasado, la pudrición. La semilla se derrama sobre ese puré vomitivo en toda su capacidad residual, líquida, sólida y gaseosa, pura e impura muerte evacuada, necrosis, descomposición eliminada. Y el semen puede ser cagado, y al cagarlo el receptor lo convierte en mierda”

Las huellas entintadas son profundas y heladas, como si el escrutador se hibernara para esconder sus animosidades, para desollar vivos sus temores y grandilocuencias. El problema insoluble de este tipo de procedimientos es que los vocablos se le congelan entre los dedos antes de percutir, y la caligrafía se torna dolorosa. Por ello, para leerlo es necesario realizar una pequeña y sencilla operación técnica llamada transfiguración de sentidos, y que consiste en escuchar las palabras en vez de mirarlas. El ambiente receptor puede que milite a la deriva entre la zumbante multitud de las fiestas urbanas a la microscópica burbuja de las aulas magnas, repletas de respeto y silencio. El expedicionario muestra su rostro, es firme, no se derrite ante el eco de cada enunciación y el sistema de amplificación trabaja directamente sobre los graves y agudos de cada sílaba.

“En el turismo de aventura anal del varón sobre la mujer coexiste demasiada literatura psicologista. El poder, la dialéctica amo-esclavo, la posesión, la entrega fueron cuestiones largamente explicadas. Todas juegan con el hecho irreversible de la su imposibilidad orgásmica rectal, y la ser el orgasmo un acto subjetivo, los investigadores llegaron a la conclusión de que son los testimonios de las mujeres la única prueba de que les resulta imposible. Lo novedoso es que el culo femenino como volumen proto-esférico es el monumento sexual que más evolucionó en la modernidad, mucho más que la vagina. Al ser el culo la forma exterior sostén por antonomasia de la atracción femenina, la analidad coital recibe por contigüidad unas dosis potentes de rejuvenecimiento. Hacer un culo es como establecer una cabecera de playa en Wall Street, un botín de guerra invaluable”

Pero el alegato topográfico tiene un defecto, los sujetos están sujetados al muro de la impersonalidad y los predicados mueren de raquitismo. El expedicionario va, descubre, y regresa pobre y enfermo. Su misión es dejar el puesto libre para los continuadores. Su hacer renuncia a la interpretación; la dona, la pone a disposición de cualquier hombre de buena voluntad.

“El placer de la excreción. Al diseñador no se escapó nada, estas últimas partes del recto puede que estén irrigadas e inervadas de más terminaciones nerviosas que el resto del tubo digestivo, y esa sea la justificación propulsora del placer de la excreción ¿Si no como se explica el placer de la defecación? La sabiduría de la naturaleza es infinita y habrá querido fomentar el desalojo ventral dotándole de un adicional bienestar. En el homosexual, lo anal parece la única chance de placer entubado; la duda que esta investigación no ha podido esclarecer aún es: ¿Recurre al ano como elección forzada ante la indisponibilidad orgánica de una zona erógena fisiológicamente apta para experimentar placer al ser penetrado? ¿O realmente existe algún tipo de genitalidad intrínseca – más psicológica que fisiológica quizá- que se concentra en esa zona para marcar el impulso sexual hacia allí? ¿Que es la homosexualidad para un hombre? ¿Sentir atracción por los hombres y los penes desde un lugar de mujer, donde el ano es escogido como “lugar consuelo”, como la única alternativa orgánica disponible –junta con la oral- para poder llevar a cabo un acto de acople sexual al carecer de vagina? ¿Lo anal es una “representación” de lo vaginal en otro lugar? ¿O existe una “genitalidad” anal propiamente dicha? Buenas preguntas para que las respondan los homosexuales –por su experiencia directa- o algún sexólogo que haya estudiado profundamente el tema, interlocutores que no pudieron ser entrevistados en esta investigación.”

Lo que el expedicionario no contó, tras huir abruptamente del recinto en llamas, es que esa vez por lo menos el presupuesto no alcanzó para tanto.

9 comentarios:

Anónimo dijo...

Este sintagma me da miedito "Hacer un culo es como establecer una cabecera de playa en Wall Street, un botín de guerra invaluable".
Uf, tendría para largo con tantas preguntas y ganas de contestarlas pero sospecho, graciosamente, que no es ´por acá´ ni el post está para que una conteste.

Tino Hargén dijo...

Conteste mujer, conteste.

Hay cosas que para muchos hombres son asi, pero no quiere decir que lo sea para mi

Anónimo dijo...

podrias poner a quien has citado? me interesa hacer una investigacion sobre el tema y estoy recopilando bibliografia afin, te agradeceria pusieses las citas, saludos
simonetta

Tino Hargén dijo...

Simonetta, no he citado a nadie, esas "citas" que aparecen en el texto son parte de la ficción que imaginé para presentar este cuento-ensayo, y son obviamente todas de mi autoría.

Anónimo dijo...

vale, como estaban entre comillas pense serian citas, me ha quedado claro. me gustaria poder leerte mas,pero como tengo jodido mi portatil no puedo hacerlo mas que cuando vengo a la facu. de donde se saca tanta capacidad para escribir? me gustaria tener la fluidez para poder hacerlo, en fin... no es una pregunta, es solo al aire...hago un doc en bellas artes ( españa) me gustaria un dia " hablar" contigo...saludos, simonetta

Anónimo dijo...

Entré a esta página buscando otra cosa y me puse a leer y leer todos los artículos, realmente me gusta como escribes! tienes un don mi querido Tino!!... y bueno, hablando de este tema en particular... Por supuesto que el diseñador no se ha equivocado en su obra, cada función, cada parte, cada orificio está magicamente calculado y tiene un propósito específico. Somos una máquina perfecta como tal... lo malo es cuando nuestra mente borracha del bombardeo de siglos, de todo lo que insisten en enviarnos, inventa, transforma, destruye. Es como cuando usas un florero como depósito de basura... el diseñador lo creo expresamente para colocar flores y quizás hasta imaginó las magnolias más hermosas dentro de él... pero tu, simplemente decides ponerlo en el patio trasero, meterle una bolsa de plástico y usarlo de basurero...
Y, es triste, pero algo tienen que hacer los gays para encontrar en un hombre el placer que una mujer no les puede dar... El Diseñador en jefe, pensó en todo, menos en que una oveja quisiera tener un amorío con una vaca... no estaba en el plan original... ni hablar! tienen que adaptarse a lo que tienen y por donde pueden!... y mira que estoy muy lejos de ser homofóbica ni mucho menos, tengo amigos gays y los respeto, las preferencias sexuales de cada quien se quedan detrás de la puerta... pero eso no significa que no sepa (y ellos también) que están usando el único cartucho disponible... "derramar vida sobre el desecho".
Chau!
Nefertiti

Tino Hargén dijo...

Gracias Nofertiti!!!
vaya nombre extraño,y bienvenida a este lugar

Eres ( sos ) de España?

Saludos

Anónimo dijo...

jajaja! NEFERTITI con E .. jaja.. y ese no es mi nombre, es el alias que uso casi siempre, soy una fanática de la cultura egipcia... Mi nombre es Alejandra y soy de Guadalajara, México.
Gracias por la bienvenida Tino.
Y por cierto, en Julio he estado en tu maravilloso país y te felicito, es hermoso y la gente re linda!!
Besos.
Ale (nefertiti)

Tino Hargén dijo...

Ahorita me doy cuentam, mexicana!!


Un saludo Alejandra para vos y todos tus compatriotas, y espero conocer la tierra azteca algún día