La palabra leída no es fácil de rendir
Hasta los perros vagabundos te ponen trabas en la sed
enbardunan las manos de oclusiones
te sodomizan cualquier intención como táctil alarma.
El libro te transmite su probable
olor de humedad como archivo
como dulce sepultura ceremonial
manosearlo es hacerle resucitación
inscribirlo en el éxito de la contenplación vigente
roerlo para darle madurez.
La sensación en la boca de la mente
se hace proyectil
te sucede como si fueras como él
a respirar en una caja
y pernoctar en las estanterías
Manipularlo sin cuidado es mimetizarse
con su ser objeto repulsivo
bajo su indiferente atracción asexuada.
Abrir un libro
es como acomodar el cuerpo de una mujer para hacerle el amor
El comienzo es internacionalmente sencillo
las primeras hojas se entregan casi por una inercial cortesía
Las páginas centrales
son las más dificiles de doblegar
hay que equilibrar presiones
y resistir la tendencia al cierre
cuando ambas mitades se sopesan equivalentes
Y la sensación es de haberlo penetrado
Una mitad descubierta, vulnerada, encinta
y la otra incógnita, obnubilante, apetecible.
Y el final, el final siempre debe estar lejos
para mantenerse a salvo de cualquier desilusión anticipada.
Todo libro abierto pugna naturalmente por cerrarse
mantenerlo páginas pa'rriba es una conquista
un estado de transitoria belleza
milagrosa durabilidad, erección efímera.
Toda mujer abierta pugna por cerrarse…
1 comentario:
Muy bueno Tino!
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