El lugar donde he sido mandado a vivir sin ninguna experiencia previa en el medio de la más huérfana inconstancia. El que me obliga a tomar por sorteo hasta la más inocente de mis decisiones, como la de creer en la más pálida idea...

mayo 22, 2011

¿Spanish revolution?


Como sucede habitualmente en casos de estas movidas sociales que ganan el centro de la escena mediática global, muy rápidamente desde el pensamiento de izquierda se segmentan las miradas en dos categorías básicas opuestas en términos de pesimismo y optimismo. De ello resulta la sucesión de opiniones tanto de fervorosos adherentes como de ninguneadores. Están los relativizadores un tanto pesimistas que llaman a evitar los entusiastas espejismos de lo simbólico y los encendidos rescatadores de esencias positivas que se abrazan a los hechos como un insecto a la luz. Es probable que ambos compartan un mismo pecado interpretativo: ser ilusionados y descalificadores igualmente prematuros. Nunca debe confundirse la amplificación mediática de una escena con un dimensionamiento estructural de su representatividad, tal como el apabullante triunfo del PP en las elecciones para la alcaldía madrileña parece ponerlo en claro, pero no por ello hay que descartar la posibilidad del nacimiento de una nueva expresión social destinada a influir en la realidad política.

Del lado negativo están los que afirman que estas acampadas que redoblan como campanas globales, no son más que entretenimientos que no pueden superar las fronteras de aquellos eventos a la larga afirmadores del sistema y que tampoco son germen de ningún movimiento de transformación. Lo primero parece muy sensato, pero lo segundo es temerario, ya que precisamente las semillas de los fenómenos sociales son siempre anónimas y nunca se rebelan como tales desde el primer momento. Convendría no desvirtuar su real significado con ampulosos optimismos que se dejan encandilar por el peso emocional de los símbolos, pero tampoco descartarlo de un plumazo porque nada puede negarle cierta entidad simbólica a su irrupción cuyo futuro nadie puede asegurar.

Dos muestras: una interesante reflexión de Daniel Innerarity sobre los alcances proyectivos de la indignación y un extenso análisis de Antoni Domenech, editor del sitio Sin Permiso.


2 comentarios:

Dr. Iglesias dijo...

#spainrevolution. Para festejar su victoria en la elecciones municipales la derecha ha gritado y gritado en la calle Génova: "Bildu fuera" y "Esto es democracia y no lo de Sol". Mañana volverán a gobernar contra los de abajo y dentro de una año, con nueva cara, volverán otra vez a gobernar contra los de abajo. Hoy, al igual que antes de ayer, todo vuelve a presentarse ante los ojos con absoluta claridad. ¡LA URNA DEL BURGUES ES LA ENEMIGA DE NUESTRO FUTURO!. ¡Quemádla al Sol!.

http://aims.selfip.org/spanish_revolution.htm

Jorge dijo...

Muy certero Julio!