El lugar donde he sido mandado a vivir sin ninguna experiencia previa en el medio de la más huérfana inconstancia. El que me obliga a tomar por sorteo hasta la más inocente de mis decisiones, como la de creer en la más pálida idea...

mayo 31, 2011

La restauradora de la autoridad perdida


Breve eco del “Conmigo No, Barone” para dar por concluido el tema por aquí.

Beatriz Sarlo es festejada como la restauradora de la autoridad de clase perdida. Una clase que imposibilitada de legitimarse en la imposición de su poder de avasallamiento económico elige un regreso simbólico en el campo de una supuesta autoridad intelectual. "Con ella no", porque ella tiene chapa, es superior dignataria de un lugar de Saber que emana de los resortes naturales del único Poder autorizado a instituir los saberes. En la batalla cultural, a Sarlo la beneficia, como a muchos, una juventud de izquierdas y la marketinera militancia progre en los 90 que les permitió diferenciarse un poco de más crudo y carnal menemismo. Abanderada de ese progresismo light que completaba el necesario correlato opositivo al orden neoliberal para legitimarlo desde el lado de la tibia crítica cultural. Es la expresión más acabada de una izquierda de la resignación, débil y cooptada por el argumento del vencedor que se conforma con mantenerse orgullosa de su derrota.

Reputada catedrática de literatura, ha enseñado en universidades de Argentina y el extranjero, y como ensayista ha abordado principalmente la crítica literaria y cultural, pero desde que asumió el conchabo de representar a los grandes medios argentinos crece la tendencia a considerarla el Oráculo de Delfos, la Encarnación de la Sabiduría Holística, la mismísima cumbre deslumbrante de la intelectualidad universal doctorada en todas las ciencias y las artes habidas y por haber.


4 comentarios:

Jorge dijo...

Qué certero Julio, buen análisis

Alberto dijo...

Me parece que la conoces poco a Sarlo. Habras leido sus tabajos academicos? Da lo mismo. Ella tiene el lugar superior del saber porque sabe, y sabe muchisimo mas que la mayoria. Es simple, cuando te enfermas, vas a ver a un medico que sabe, no a uno estilo chanta que simplemente funciona por sentido comun. En la actualidad posmoderna, donde todo relato es valido y solo la tolerancia es aceptable, la idea de que hay quienes saben porque estudiaron, y mucho, ha sido reemplazada por la de que toda opinion es valida por solo expresarla. Ya no hay criterios de verdad. Solo hay opiniones, gente que opina, y una mayoria que ni siquiera eso, ya que solo entiende a Tinelli o a 678.

Anónimo dijo...

...y claro, vos sos un privilegiado del centro, dejá de pontificar, te falta calle...Alberto.

Tino Hargén dijo...

Alberto, estoy planteando una visión sobre el posicionamiento de una elite cultural, no tratando el caso puntual de la mayor o menor formación de una persona. Sarlo podrá "saber" de literatura, por algo fue catedrádica de literatura argentina, donde tuvo un desempeño destacado no exento de polémicas, pero eso hace a la cuestión central que planteo. Por otra parte, en tanto su función de ensayista y crítica de temas culturales su producción está sujeta a debate como la de todo intelectual. Y si que he leído sus libros, y quitando los ensayos literarios, cuando se mete en terrenos de crítica cultural, sus frutos han sido muy discutibles y nunca profundizaron ni enfocaron lo político ni menos lo económico. Asi deambuló entre unas interpretaciones meramente formalistas de la obra de Benjamin hasta pintar unos superficiales collages sobre la cultura posmoderna que no aportaron nada interesante que no se haya leído en otras fuentes.