El lugar donde he sido mandado a vivir sin ninguna experiencia previa en el medio de la más huérfana inconstancia. El que me obliga a tomar por sorteo hasta la más inocente de mis decisiones, como la de creer en la más pálida idea...

mayo 25, 2011

La mujer maravilla en la cueva de los villanos



Acerca de la presencia de Beatriz Sarlo en el programa "6,7,8" de Canal 7.




Los medios tienen su nueva “Mujer Maravilla”. Es Beatriz Sarlo que se transformó en una justiciera voladora capaz de ir a la mismísima cueva de los villanos a limpiar la honra mancillada de las empresas mediáticas, esos inocentes operadores del mercado sin ninguna influencia política que son injustamente atacados por la voracidad populista. Beatriz fue con su misión imposible y será ungida nueva ídola. “Conmigo no Barone” se convertirá en el slogan de campaña de la revancha del nación-clarinismo y será adoptado probablemente por las izquierdas antiperonistas.


Con las debidas prerrogativas que impone el hecho de estar en un show televisivo y no en un seminario académico, creo que los momentos de pleno debate fueron escasos, se redujeron a algunos puntos y el sostén del lado oficial recayó en Ricardo Forster, que expuso puntos de vista ya muy conocidos en él, pero fue el que mejor se acomodó en tiempo y forma al tipo discursivo que se supone debe primar en un seminario televisivo, no por las palabras que usó, sino por mantener el tono reflexivo, empático y abierto aún en la más dura refutación. Los panelistas del programa que intentaron terciar en la discusión -Barone, Veiras, Russo y Barragán- no superaron el chicaneo y cayeron presos de un estado de tensión con la invitada del que nunca pudieron escapar.

Si bien Gabriel Mariotto en la exposición de alguna línea conceptual estuvo correcto, en general me pareció muy desubicado y muy desatinada su inclusión. Gritón y querellante en demasía, no pudo quitarse el rol de “funcionario en defensa de la gestión”, su voz parecía un altoparlante de propaganda gubernamental ultra-peronista en cada frase, además con ese monolitismo de barricada donde parece que nada en la historia argentina que no haya hecho el peronismo es bueno. Es un tipo acostumbrado a las refriegas politiqueras, apto para embestir contra un Fernando Iglesias o una Elisa Carrió, no para este tipo de debates. Y no se trata de una cuestión de mayor o menor nivel intelectual, sino simplemente de manejo de las modalidades interactivas típicas de cada situación.

En su visión nacional e internacional Sarlo expuso claramente las banderas que fue a defender. Y fue deliberadamente flotante en algunas afirmaciones, sobreactuando un neutralismo indeterminado, atado a una supuesta posmodernidad superadora de las indagaciones sociológicas acerca del papel de los medios en la construcción de los dispositivos de sentido común necesarios para apuntalar la instauración del pensamiento único, operación necesaria para el apogeo del neoliberalismo global. Interesada y derecha-friendly, su postura implicó groseras omisiones de los aportes del pensamiento progresista de las últimas décadas, pretendiendo presentar como un anacronismo setentista el fenómeno de influencia política de los medios. ¿Desconoce la estimada Beatriz por ejemplo los trabajos de Elisabeth Noelle-Neumann, los de Gamson y Modigliani, los de Donald Shaw y Maxell Mc Combs sobre las teorías del agenda-setting? Descalificarlos cómo rémoras setentistas es parte del discurso que trata de hacer creer que todo esto es pura invención populista del kirchnerismo. Semejante burrada fue intencional, una defensa de la inocencia discursiva y el supuesto pluralismo de los grandes medios que terminó de desenmascararse en el parrafito dedicado al grupo Clarín donde menciona como ejemplo de equilibrio objetivo que en el programa de Tenembaum y Zlotogwiazda se menciona el caso de Luciano Arruga, como si por ello se relativizara toda una estrategia de operaciones de discurso y acción.

De los fundamentos teóricos se cuidó de eludir con ligereza a los tanques Baudrillard o Debord, mencionados al pasar por ella y Forster. Obviamente que el silencio se extendió hacia los que han diseccionado la operatividad del paradigma neoliberal como Bourdieu y más aún de miradas más radicales como podrían ser Ramonet, Sizek o Chomsky. Era preciso elegir la categoría más elusiva del arrastre del “mercado”, noción totalizadora cuya incondicional hegemonía se halla naturalizada, para explicar el posicionamiento de los medios y eximirlos de su responsabilidad protagónica de mensajeros interesados.

Otra faceta de la defensa ejercida por Sarlo, donde puso en evidencia su visión sesgada, fue la dirigida a la observación hacia 678 como el único programa que recorta, repite y descontextualiza contenidos a través de sus video clips. Más allá de casos puntuales discutibles se trata de un formato comunicacional usado en toda la TV actual, en la que nadie está exento de cometer los citados pecados. Luego, otra porción de debate se inició con el comentario de Sarlo sobre los procesos eleccionarios de Santa Fe y Capital. Señaló la extraña ausencia de elección interna en FPV en Capital que se dejó librada la selección del candidato a la presidenta con la evidente pérdida de autonomía. No hubo respuesta argumental del otro lado, más allá de que Sarlo omitió señalar que el PRO había usado la misma estrategia. Hubiera esperado que alguien intentara una explicación sobre por qué en determinadas circunstancias, cuando existe unidad de proyectos, resultaría redundante el desgaste de unas internas sólo para dirimir nombres, pero nada hubo. Es evidente que lo actuado en el escenario capitalino desconcierta ya que no se fomentó la aplicación de un régimen de primarias a semejanza del que se aplicará en la instancia nacional.


También, y por último, Sarlo expuso sólidamente la reivindicación del juicio a las juntas -que suele ser ninguneado por los peronistas en su afán de mostrar que lo único bueno en la historia siempre lo hicieron ellos- y la diferencia respecto de las transiciones de otros países latinoamericanos donde primó un mayor condicionamiento militar, en lo que coincidió con Forster. Luego enfatizó el papel de la derrota de Malvinas en la recuperación de la democracia pero no me resultó demasiado claro a donde apuntaba su planteo ya que seleccionar jerárquicamente en términos de causa-efecto algunos episodios históricos por sobre otros, siempre se hace con alguna intención de valorizar políticamente determinada visión. Puede que se trate de un intento de valorizar un poco más al alfonsinismo en respuesta al hiper-peronismo que venía de Mariotto, pero en el fondo creo que no es más que otra forma activar un dispositivo "despopulizador" más de los que utiliza el liberalismo para desacreditar los procesos que escapan de su control, en tanto se muestran como ejemplos de casos donde las pulsiones populares se dirigieron hacia el objeto erróneo: “el populismo es algo peligroso que conduce a las peores tentaciones nacionalistas y siempre debe estar equivocado”


4 comentarios:

Fernando Terreno dijo...

Muy bueno lo de La Mujer Maravilla en la cueva de los Villanos.
Nos faltó que alguién descubriera que Sarlo es Aracne después que Atenea le tirara el jugo ese con que la arrugó para siempre y la dejó hecha arrugas y puro vientre desde donde sale el hilo con el que no puede hacer otra cosa que atrapar los bichos que pasan sin precaverse.

Saludos

Udi dijo...

Brillante, el mejor análisis de la presencia de Betty en 6,7,8.
Me llamó la atención que, cuando Sarlo "rebaja" o "relativiza" el poder de los medios en la construcción de un método "natural" de interpretación de la realidad, lo hace - intencionada y maliciosamente, postulo - refiriéndose a la influencia de las opiniones, las firmas, las columnas, nadie (léase, Forster, Mariotto, Russo, quizás Veiras) hizo notar que dicha construcción no se asienta precisamente en esas columnas, sino en las pretendidamente "Neutras" áreas de información, títulares, bajadas, copetes, etc.
Es decir, la opinión contrabandeada, la ideología escondida, los intereses velados bajo la apariencia de información no connotada. Uf, pero Usted lo dice mejor.
Saludos

Tino Hargén dijo...

Bien Fernando por la muy oportunda evocación mitológica!

Saludos

Tino Hargén dijo...

Hola Udi, gracias. Si, es tal como decís, la trampa de su discurso y hasta su contradiccion estaba ahi...

Ella quiso intencionadamente reducir la cuestion de la prensa a las columnas de opinion de autor, que son apenas un elemento mas, casi accesorio en relacion a la totalidad de sus operaciones de discurso, y que efectivamente no son de llegada masiva. Es una manera de intentar tapar el hecho de que los grandes ejes de las lineas ideológicas que baja la prensa se transmiten a traves de todas y cada una de sus emisiones, y estan presentes en cualquiera de sus noticias.

Pensar que solo es la columna de opinion donde se baja linea y se construye sentido comun es un pensamiento de un nivel de ingenuidad insostenible, o mejor dicho sostenible en este caso porque tiene la intencion politica de tapar el asunto. Son las miles de operaciones de sentido que emite un gran medio las que construyen opinion publica y moldean el sentido comun, desde cuales noticias se publican y cuales no, pasando por como se titula.

Saludos