La Gran Flota Europea de la Ortodoxia Capitalista Mundial está en peligro por el hundimiento sacrificial de sus barquitos más débiles. El navío Griego del Ajuste Olímpico y el soleado Galeón Hispánico con las velas recortadas, otrora convidados suculentos por vientos favorables de burbujas inversoras, son los que marchan bien al fondo del Mediterráneo, como pequeños Titanics del Nuevo Bienestar, luego de navegar muchos años la esperanza con timones más o menos socialdemócratas o conservadores, pero con rumbos igualmente neoliberales
Desde las orillas rioplatenses, tan lejos de Suiza y de Mónaco, me pregunto: ¿Habrá vivido Europa todos estos últimos años una especie de mega menemismo? ¿Será que al final de cuentas el Euro no fue otra cosa que una versión sofisticada de la vieja y querida Convertibilidad Argentina de Dominguín Cavallo a la que ahora le llega su 2001?
A juzgar por lo que dice Don Joseph Stiglitz la hipótesis puede ser loca pero jamás descabellada.
Sabemos que el capitalismo sana sus crisis de dolor con más dolor, ofrece la cura de sus infecciones con dosis masivas de los mismos gérmenes que las causaron, y los doctores de las clínicas que han cometido la brutal iatrogenia son los mismos que diagnostican y medican para la recuperación. Ajuste, ajuste, ajuste. Ajuste hasta el infinito. El ajuste es a la vez plan y contraplan, plan A y plan B, enfermedad y remedio, fin y medio, viaje y regreso. Ojalá tengan los europeos un poco de desquicio en sus mentes para evitarlo. En Latinoamérica, medio salvajes, hambrientos y desordenados como somos, con dictadorzuelos y politiqueros forjados en las universidades de la marginalidad nos es más fácil abrir la mente a recetas heterodoxas que en realidad llegan como mera improvisación de campamento. ¿Cómo se oirán las cacerolas de Atenas, Madrid y Barcelona?
Desde las orillas rioplatenses, tan lejos de Suiza y de Mónaco, me pregunto: ¿Habrá vivido Europa todos estos últimos años una especie de mega menemismo? ¿Será que al final de cuentas el Euro no fue otra cosa que una versión sofisticada de la vieja y querida Convertibilidad Argentina de Dominguín Cavallo a la que ahora le llega su 2001?
A juzgar por lo que dice Don Joseph Stiglitz la hipótesis puede ser loca pero jamás descabellada.
Sabemos que el capitalismo sana sus crisis de dolor con más dolor, ofrece la cura de sus infecciones con dosis masivas de los mismos gérmenes que las causaron, y los doctores de las clínicas que han cometido la brutal iatrogenia son los mismos que diagnostican y medican para la recuperación. Ajuste, ajuste, ajuste. Ajuste hasta el infinito. El ajuste es a la vez plan y contraplan, plan A y plan B, enfermedad y remedio, fin y medio, viaje y regreso. Ojalá tengan los europeos un poco de desquicio en sus mentes para evitarlo. En Latinoamérica, medio salvajes, hambrientos y desordenados como somos, con dictadorzuelos y politiqueros forjados en las universidades de la marginalidad nos es más fácil abrir la mente a recetas heterodoxas que en realidad llegan como mera improvisación de campamento. ¿Cómo se oirán las cacerolas de Atenas, Madrid y Barcelona?
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