El lugar donde he sido mandado a vivir sin ninguna experiencia previa en el medio de la más huérfana inconstancia. El que me obliga a tomar por sorteo hasta la más inocente de mis decisiones, como la de creer en la más pálida idea...

abril 26, 2010

Lógicas de guerra I

Apuntes improvisados desde la trinchera semiológica


La guerra semiológica por el botín del sentido común está declarada y con plena actividad de ambos bandos. No vale la pena discutir quién empezó primero. Una vez declarada y vigente, la guerra vuelve inoperantes aquellas disquisiciones porque se impone su lógica fáctica, el realismo trágico de su presente incandescente. La reducción al binarismo que toda guerra política impone –como todo fenómeno donde el tejido básico es la confrontación de relaciones de poder- opera simplificando a la velocidad de la luz tremendas diversidades y complejidades. Pero sólo pueden existir dos bandos en tanto haya una guerra. Por un lado los grandes medios que representan algo así como una extraña coalición de derechas dentro de la cual se mezclan todo tipo de intereses que resultan afines o funcionales entre si; desde defensas tradicionales de posiciones de poder económico hasta vendettas personales pasando por oportunismos electoralistas. Del otro lado un gobierno que a lo largo de su andadura no ha podido esclarecer del todo su siempre confusa identidad política y que navega en las aguas impuras de un populismo peronista que al mismo tiempo es conservador de las estructuras corporativas que le dan sustentación, como impulsor de gestos y acciones de un concreto progresismo. Adheridos a él, con muchas más prevenciones que convicciones, un modesto arco de centro izquierda independiente que decide rescatar el contenido de algunas medidas y hacer una lectura pragmática del balance de fuerzas disponible. En el irreversible escenario de la polarización del que no es posible sustraerse por mero voluntarismo, la opción no implica adhesión completa ni plenitud de identidad, sólo significa tomar partido por alguna de las direcciones en las que se está por resolver la cuestión en base a creer que redundarán en un escenario más favorable a los propios ideales.

Las estrategias de erosión del gobierno pergeñadas por la coalición opositora fueron mutando y fueron fracasando una tras otra. Después de las elecciones de 28 de junio de 2009 se apostaba a que la nueva conformación del Congreso lesionaría la gobernabilidad hasta el punto de volverl la oficialismo claudicante, sumado a las consecuencias de una crisis económica que se preveía terminal. Las volteretas del propio gobierno -que por fin decidió abrirse un poco a las afinidades electivas de otros sectores antes ninguneados- y un muy mal diagnóstico triunfalista de aquellas elecciones de parte de la oposición, propiciaron el fracaso de las estrategias destituyentes y nuevo escenario de pelea pareja muy difícil de destrabar con tendencia a la recuperación del otrora condenado. La crisis económica no fue tal, sino que se superó con parámetros de actividad y consumo muy aceptables si se los compara con tanta prospectiva agorera. Luego de reducir la crítica económica al sobredimensionamiento apocalíptico de la inflación por sobre toda otra cuestión, fracasado el boicot a la política exterior a través del intento de impedir el arreglo de la deuda, la coalición opositora ha elegido volver a la victimización. La necesidad de presentar a este gobierno como un fascismo insostenible está lanzando a los medios al uso de todas sus armas discursivas; todo su poder de persuasión, disuasión, manipulación psicológica y adoctrinamiento será puesto en práctica. Como comprobaron que la victimización paga insistirán sobre ella hasta el infinito. En ese teatro establecido las operaciones se sucederán una tras otra armadas con el fin de edificar un efecto de sentido que logre instalarse en la médula sensible del sentido común popular.


En 2008 la relación de fuerzas en tanto circulación mediática de mensajes masivos era 9 a 1 a favor de la oposición. Hoy día esto ha cambiado, y podríamos decir que se ha arribado a un 7 a 3 que en la práctica resulta crucialmente influyente. Desde el lado del gobierno y más allá que algunos le quiten entidad ha crecido la presencia de un contradiscurso oficialista a través de la circulación de opinión impulsada por programas de TV que ofrecen una lectura a favor del gobierno y desnudan las contradicciones de la coalición opositora. Hechos tan flagrantes como las torpezas intencionadas de los autodenominados "periodistas independientes" o los exabruptos derechosos de los opositores son tan elocuentes por si mismos que la productora de Diego Gvirtz no hace más que ponerlos en evidencia usando esa misma saña sarcástica y manipuladora que usan los grandes medios respecto del gobierno y que está tan de moda a la hora de comunicar. Estos programas operan en consonancia con las redes sociales de internet y promueven la lectura de sitios webs y blogs afines, conformando un discreto pero considerable al fin espectro de comunicación, que representan un importante crecimiento respecto del escenario que existió hasta el 2008 mucho más desequilibrado hacia el bando contrario.

Habrá que activar las defensas del análisis y la lectura cuidadodsa de todos los hechos y discursos que se presenten, aún de los que en apariencias poseen fundamentos y argumentación conviencente. Sopesar con atención, calma y prolijidad la multiplicidad de mensajes y operaciones que circulen, el posicionamiento de actores y personajes públicos en base a su trama de intereses. Nada de lo que se diga puede ser verdad, y todo puede serlo.


1 comentario:

Ana Lopez Acosta dijo...

Excelente entrada Tino. Importantísimo lo que destacás al final, " Sopesar con atención, calma y prolijidad la multiplicidad de mensajes y operaciones que circulen, el posicionamiento de actores y personajes públicos en base a su trama de intereses. Nada de lo que se diga puede ser verdad, y todo puede serlo.
Si me permitís agragaría evaluar la coherencia entre los discursos y los actos de los personajes públicos, ésto contribuirá a darnos una pista sobre el entramado de los intereses, que en ocasiones resulta realmente indescifrable.
Un beso