El lugar donde he sido mandado a vivir sin ninguna experiencia previa en el medio de la más huérfana inconstancia. El que me obliga a tomar por sorteo hasta la más inocente de mis decisiones, como la de creer en la más pálida idea...

febrero 09, 2010

Premio a la trayectoria


Es un poco asqueante sentir tan próxima la baba del amanecer justo cuando trato de salir de ese estado de somnolencia cósmica en el que me deja ser arrojado al nuevo día. Atrincherado en el hielo de los afectos protectores, suelo tejerme una llovizna propia, atrapante cual telaraña doméstica pero mensajera de una finitud de alcance planetario. La sumisión al mandato de la sensatez puede ser admitida como homenaje a nuestra propia experiencia. Hemos sido generosos con todos nuestros enemigos íntimos, hemos despertado tanta indiferencia como desdén en los casuales interceptores que cruzaron nuestro vagar, y hemos sin duda aportado bastante a engrandecer la transitoriedad de un mundo donde ocupamos apenas un pedacito de humedad frágil e insignificante que sin embargo miles desean arrebatarnos.

Pero un buen o mal día, no es atinente al objeto de este escrito esa distinción, nos levantaremos con la resuelta convicción de que ya era hora de darnos un premio a nuestra trayectoria. Entonces obraremos con el rigor que tamaña gala demanda, a toda pompa orquestal y con frutos de la estación. Están invitados los narradores malditos, pensadores enfermos de profundidad para sumergirse en el cultivo de obras y biografías broncíneas pero ingenuos para entender la estrechez de las miserias humanas y su baja calidad épica, los desaliñados y bohemios, los anarcos parlanchines del margen, los postmodernos atletas del verbo digital, los entretenedores noctámbulos, los punkies rockeritos en zapatillas, los consortes en impuras nupcias de la literatura, los solemnes cajetillas pero apasionados del buen vivir, los desterrados a sangre y fuego, los pedorrientos en grasa como lúmpenes en estado de ebria gravidez, los amasadores de infortunios, los arrepentidos que declaran en contra del amo.

Con todas esas figuras presentes no es posible soñar en otra cosa que el reino del éxito en la cordura, el orden en la anarquía, la elegancia en la asquerosidad, la pobreza en la ambición y la inocencia en el crimen.

1 comentario:

Tino Hargén dijo...

Gracias Joaquín, pero el presupuesto de este blog en materia de publicidad asciende a 0,00000 euros...otra vez será