El lugar donde he sido mandado a vivir sin ninguna experiencia previa en el medio de la más huérfana inconstancia. El que me obliga a tomar por sorteo hasta la más inocente de mis decisiones, como la de creer en la más pálida idea...

octubre 11, 2008

La destrucción de la fuga



Efectos liminares de la crisis



Hay algo peor que estar encerrado en un infierno y es no tener a donde escapar.

Si el primer mundo de pronto se vuelve inviable, a los argentinos nos dañarán en una zona íntima de nuestra estabilidad emocional. Nos quitarán simplemente la segunda opción de la fuga, la alternativa del exilio salvador, el clásico plan B que forma parte de nuestra identidad.

Para nuestra estructura existencial de sujetos periféricos, habitantes de este cordón sudamericano, la instancia de apelación al escape al primer mundo funcionaba como un reaseguro geográfico protector, una potencial recurso de amparo, atesorado como garantía perenne ante un extremo colapso.

Si esa ilusión fundante se clausura, nuestro sistema de estímulos para seguir obedeciendo a la ficción existencial que padecemos puede herirse gravemente. Aunque una vez anulada la vía de escape, tal vez nos quedaría el trabajo forzado de asumir la responsabilidad de cómo vivirnos y morirnos aquí, definitivamente, de la mejor manera.



2 comentarios:

Anónimo dijo...

También se puede llegar a dar la reposición del 45: el granero del mundo, ustedes los europeos vinieron con una mano atrás y otra adelante, nosotros les pagamos las hipotécas...

Anónimo dijo...

Es lo que nos pasa a nosotros. La Europa que conocemos parece que se muere y luego, ¿a dónde iremos? A ninguna parte, a volver a empezar de cero. Entonces, todos sabremos lo que es asumir la propia responsabilidad.
Me gusta esa primera frase. Besos.