El lugar donde he sido mandado a vivir sin ninguna experiencia previa en el medio de la más huérfana inconstancia. El que me obliga a tomar por sorteo hasta la más inocente de mis decisiones, como la de creer en la más pálida idea...

marzo 12, 2008

La gaya encía ( I )


Aquí y ahora puede que sean dos materiales descartables como opción de compra.


Lo que quiero lo prefiero ya; por eso le dirijo el saludo al primero que pase como todos los días, sin ahorro previo. De paso: ¿hay alguna forma de ahorro que no sea previo? Pero regresemos al punto de contacto y supongamos que son las nueve y media de la noche eterna, un horario central para emitir nuestro programa existencial ante la mayor audiencia. Primera tarea programada: sobrevivir. Vivir se puede vivir en las penumbras del olvido garantizado, pero para vivir sobre la vida al menos hay que poder darse el gusto de trabajar en el centro del culo del mundo y atender a la clientela en un prepucio con ventanal a la calle. El telón de acero se quemó en el incendio de la caja fuerte de Silicon Valley y jamás volvió a cerrarse, estamos en el escenario de la feria itinerante de las palabras. Y no hay chance de volver despistados a la platea, las palabras ya no pueden hibernar, se vuelven indomables en recipientes estancos, se salen de las fosas comunes donde las habíamos enterrado y parecían descansar en paz.

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