El lugar donde he sido mandado a vivir sin ninguna experiencia previa en el medio de la más huérfana inconstancia. El que me obliga a tomar por sorteo hasta la más inocente de mis decisiones, como la de creer en la más pálida idea...

noviembre 07, 2007

Quieto





Cuando el cuerpo se haga petardo
y estalle en el adentro infinito
de la inconciencia
su tartamudez abandondada
brindará un nuevo y jubiloso
precipicio materno…
Láminas, filos, bisagras y grises
devenirán elásticos incesantes
en torneos de instantaneidad
cuando la memoria se dilapide
en centésimas de segundo
y rasgando cuerdas sordas
se enturbie la incógnita
hasta abatirse tras
su propia profusión irresponida

Tal vez se vuelvan legibles
las taperas del cosmos
frívolos parajes donde pernoctar
para disfrutar del espectáculo
de los últimos recursos en asamblea
Y habrá tacos altos pisando lenguas
atomizadores de sueños
rociando membranas inundables
trineos impulsados por palomas
derritiendo canales
ballenas anfibias aspirando el aire
líquido de los mares
eclipses de rostros falaces
colapsos de máscaras
La nave de la vida se
volverá un ingobernable
instinto de infravivencia
pendiendo del núcleo intangible
del campo magnético
de las huellas fósiles
y del rumor menguante
de las ondas sanguíneas

Escombros, sedimentos inútiles
rollos de mares muertos
ignorados e ignorantes
y una sonrisa de aluminio
terca como el polvo
se desmontará de su rostro
para prenderse en el viaje de clausura

Ni tiempo de hacer las valijas
sólo volver a estar apagado y quieto
nuevamente a su merced...

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