El lugar donde he sido mandado a vivir sin ninguna experiencia previa en el medio de la más huérfana inconstancia. El que me obliga a tomar por sorteo hasta la más inocente de mis decisiones, como la de creer en la más pálida idea...

octubre 05, 2007

Observaciones distraídas IV

Sobre la falta de estrellas del pensamiento



Faltan estrellas, ídolos y referentes escasos e incuestionables. La extrema diversificación y la enorme explosión de la disponibilidad de materiales que se neutralizan entre sí, hace cada vez más difícil la construcción de grandes ídolos del pensamiento; no se alcanzan a crear consensos suficientes, y los centros de dictado del Saber se hallan muy cuestionados y debilitados para ser ya eficaces. Que no haya grandes ídolos es algo que en general me parece sano pero la contrapartida sombría es que se hace difícil la generación de focos hegemónicos que polaricen el interés y produzcan la necesaria concentración de energías para que exista una instancia de influencia trascendente en la realidad de un pensamiento.

Pero veámoslo desde otro lado menos político; el de los gustos: hoy la facilidad de acceso a información provoca un aumento de la multiplicidad de las preferencias, no hay sólo unos pocos ídolos unánimes como en otras épocas que polarizaban las inclinaciones sino una creciente segmentación. Al pensamiento le faltan estrellas capaces de satisfacer gustos mayoritarios, y me refiero a mayoritarios dentro de cierto restringido campo social capaz de acceder a un nivel de consumo cultural, muy lejos obviamente de los términos de masas.

Desde la posguerra Francia siempre fue un buen constructor de estrellas intelectuales; solían decir los franceses que “no tenemos petróleo pero tenemos ideas”. Tal vez tampoco tuvieron tantas ideas pero supieron fabricar los personajes para encarnarlas: pensadores educados para serlo, auténticos seductores que lejos de renegamientos anacoretas concebían como seducir a lectores y magnetizarlos, y ocupar en espacio dentro de la opinión pública. Como decía Jean Marie Domenach Francia hasta logró el milagro de venderle la filosofía a la televisión.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hoy en día, al pensamiento le falta pensamiento. Hay pocos pensadores porque pensar cansa... eso dicen mis alumnos. ¿Qué futuro nos espera?. Un gran abrazo, pensando me quedo, gracias a Dios.