De la mano del dvd se me ha dado últimamente por desempolvar mi vieja y descolorida afición al cine. A pesar la repetición eterna de estructuras y los guiones con historias carentes de sustancia y originalidad, he encontrado unas cuantas pelis que me entusiasmaron. Un ejemplo es la producción francesa de los realizadores belgas Jean Pierre y Luc Dardenne “El hijo” (Le fils) ganadora en el Festival de Cannes del 2002, con interpretaciones de Olivier Gourmet y Morgan Marinne.
El personaje principal es Olivier, un instructor de carpintería que se desempeña en como formador profesional en un centro de reinserción juvenil donde un buen día recibe como alumno a un muchacho deseoso de aprender que tiene una pequeña particularidad: años atrás fue el que asesinó a su hijo pequeño. La cuestión es que Olivier lo reconoce como tal pero el muchacho no tiene idea que su instructor es el padre de aquel niño. Este hilo argumental, ingenioso en su sordidez pero de una sólida verosimilitud es una bocato di cardenale para poner de manifiesto un cine francés en su expresión –según mis gustos- más definitoria, un colmado de pausas donde los silencios y la lentitud de los diálogos introducen el ritmo de percepción y elaboración de las escenas. A una pregunta sucede un intervalo, y de pronto, cuando ya la creíamos abandonada, aparece la respuesta de la pregunta de hace dos o tres minutos atrás, hasta que dos o tres minutos después vendrá la oración siguiente. Este formato permite al espectador elaborar un modo de percepción cinematográfica muy singular cuya esencia está dada por lo que le sucede en esos minutos de espera, entre palabra y palabra. La maduración de esos huecos, verdaderos hoyos de tiempo que la imagen ocupa en situaciones secundarias, nos propician una inesperada oportunidad de elaboración, dejan flotando la posibilidad de poner nuestra parte activa de reflexión y asimilación, de hacernos preguntas y hasta de contestárnoslas. Cuando recibimos la próxima palabra es una sacudida que nos interrumpe en nuestra fuga, y recordamos que la película sigue. Este cine se absorbe, se construye en los nichos de interrogación y perplejidad de los silencios .
El personaje principal es Olivier, un instructor de carpintería que se desempeña en como formador profesional en un centro de reinserción juvenil donde un buen día recibe como alumno a un muchacho deseoso de aprender que tiene una pequeña particularidad: años atrás fue el que asesinó a su hijo pequeño. La cuestión es que Olivier lo reconoce como tal pero el muchacho no tiene idea que su instructor es el padre de aquel niño. Este hilo argumental, ingenioso en su sordidez pero de una sólida verosimilitud es una bocato di cardenale para poner de manifiesto un cine francés en su expresión –según mis gustos- más definitoria, un colmado de pausas donde los silencios y la lentitud de los diálogos introducen el ritmo de percepción y elaboración de las escenas. A una pregunta sucede un intervalo, y de pronto, cuando ya la creíamos abandonada, aparece la respuesta de la pregunta de hace dos o tres minutos atrás, hasta que dos o tres minutos después vendrá la oración siguiente. Este formato permite al espectador elaborar un modo de percepción cinematográfica muy singular cuya esencia está dada por lo que le sucede en esos minutos de espera, entre palabra y palabra. La maduración de esos huecos, verdaderos hoyos de tiempo que la imagen ocupa en situaciones secundarias, nos propician una inesperada oportunidad de elaboración, dejan flotando la posibilidad de poner nuestra parte activa de reflexión y asimilación, de hacernos preguntas y hasta de contestárnoslas. Cuando recibimos la próxima palabra es una sacudida que nos interrumpe en nuestra fuga, y recordamos que la película sigue. Este cine se absorbe, se construye en los nichos de interrogación y perplejidad de los silencios .
La pregunta por la verosimilitud de diálogos tan lentos siempre me rondó. ¿Son así los franceses y hablan verdaderamennte de modo tan recortado? ¿Es un reflejo de la realidad o una búsqueda de caracterizar un contrato narrativo deliberado?
Hay una escena que se llevó mis palmas: cuando ambos juegan al metegol en un bar donde han parado a tomar algo después de un viaje al taller. Allí el joven admite que es el que ha matado a su hijo pero le pide que sea su tutor. Todo el tratamiento formal de la película es de una sórdida y casi molesta sencillez obsesiva; la cámara soplándole la nuca a Olivier todo el tiempo seguir los rictus de su rostro. Es notable como el guión hace hincapié en como el instructor se concentra en las ceremonias técnicas de su oficio, como si pusieran en evidencia su condición docente para reverberar un goce por los procedimientos de su trabajo en los que halla una sublimación, un desvío respirable a su tortura que lo revuelve en encrucijadas, a mitad de camino entre una ira vindicativa controlada y el recorrido de esa furia de dolor que no sabe como reaccionar ante lo absurdo de la situación de estar siendo el tutor comprensivo de quién asesinó a su hijo.
Hay una escena que se llevó mis palmas: cuando ambos juegan al metegol en un bar donde han parado a tomar algo después de un viaje al taller. Allí el joven admite que es el que ha matado a su hijo pero le pide que sea su tutor. Todo el tratamiento formal de la película es de una sórdida y casi molesta sencillez obsesiva; la cámara soplándole la nuca a Olivier todo el tiempo seguir los rictus de su rostro. Es notable como el guión hace hincapié en como el instructor se concentra en las ceremonias técnicas de su oficio, como si pusieran en evidencia su condición docente para reverberar un goce por los procedimientos de su trabajo en los que halla una sublimación, un desvío respirable a su tortura que lo revuelve en encrucijadas, a mitad de camino entre una ira vindicativa controlada y el recorrido de esa furia de dolor que no sabe como reaccionar ante lo absurdo de la situación de estar siendo el tutor comprensivo de quién asesinó a su hijo.
3 comentarios:
No sé cómo llegué aquí, pero estoy seguro que hallé un gran blog: excelente diseño y mejor contenido.
"El hijo" es una excelente película, luego, dichos directores, hicieron "El niño" (si no recuerdo mal es del año pasado). También increíble. De un realismo visceral que me atrapó desde el primer plano.
Te mando un saludo.
Mi blog es:
http://soloelmundoyyo.blogspot.com
Hola Emmanuel, gracias y bienvenido por aquí. Tengo al "El niño" entre las películas por ver.
El diseño del blog es sobre un template ruso con algunas modificaciones personales, pero me trae dolores de cabeza ya que desde la últimas versioens de Mozilla no se ve bien, por eso estoy trabajando en otro en base a una plantilla de blogger personalizada.
Me he dado una vuelta por tu blog y de una te digo que me pareció realmente muy bueno, de solo leer algunas líneas esas historias prometen mucho.
retribuyo saludos
Durante mucho tiempo fui una célula resistente al dvd y defensor del formato vhs. Una vez que hice el traspaso no pude dejar de entregarme a la imagen nítida y el sonido surround. Saludos
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