La seda no hace cesar la fealdad del desmadrado, apenas lo pone bajo una luz ambarina para atemperar el efecto de su sabor a basura. La malformación de los pensamientos es una enfermedad ambiental evitable. Hacerse ideas encima es una sucia costumbre pero trae sus beneficios. La solución es presentar al puerco tan perfecto e impoluto que parezca una niña frutal, o presentar a la niña frutal tan inmunda y maloliente que se parezca a un puerco.
No es más que una banal terquedad metafísica empeñarse en que los cuervos se abstengan de cenar o que las hadas huelan a estiércol en su desfloración.
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