En realidad se trata de un par de interrogantes y alguna que otra afirmación imprecisa que pude anotar después de ver anoche -en parte- la 79 gésima entrega de los Oscars.
¿Por qué el insoportable Clint Eastwood, con su carita lampiña de halcón republicano aligeraba en su traducción al inglés el sentido de las palabras que en grave y claro italiano emitía el notable músico Ennio Morricone? ¿Será que Eastwood no es capaz de estornudar sin temer ofender a la industria a la que se debe y a la que le debe, como buen panfletario de la crueldad de la competencia y adalid abanderado del resignado sometimiento a las leyes imperiales y fascistas de la desaparición de los más débiles con sus filmes de mensajes arteros?
Scorsese, como Ford Coppola, ¿será otro de los buenos filmadores de violencia mafiosa con prestigio intelectual que esconden por vergüenza su origen italiano?
Poner en celuloide una asquerosa masacre para que salte sangre por la pantalla puede adquirir diversos resultados. Si lo dirige Juan Pelotas Smith con 500.000 dólares de presupuesto es una película clase B o C. Si se la dejan a Scorsese y le dan 200 millones, el tipo refina la cosa bastante, es cierto, y la transforma en “obra maestra” para regodeo de críticos y obsecuentes del género. Y por último, si ponen en la silla al sobrevaluado Quentin Tarantino con unos, digamos, 100 milloncitos, el muchacho nos entregará una fabulosa revelación del nuevo-hollywood o del post-hollywood.
Scorsese, como Ford Coppola, ¿será otro de los buenos filmadores de violencia mafiosa con prestigio intelectual que esconden por vergüenza su origen italiano?
Poner en celuloide una asquerosa masacre para que salte sangre por la pantalla puede adquirir diversos resultados. Si lo dirige Juan Pelotas Smith con 500.000 dólares de presupuesto es una película clase B o C. Si se la dejan a Scorsese y le dan 200 millones, el tipo refina la cosa bastante, es cierto, y la transforma en “obra maestra” para regodeo de críticos y obsecuentes del género. Y por último, si ponen en la silla al sobrevaluado Quentin Tarantino con unos, digamos, 100 milloncitos, el muchacho nos entregará una fabulosa revelación del nuevo-hollywood o del post-hollywood.
La filmación de asesinatos demuestra ser la receta universal, inagotable, eterna e inmutable de este cine. Y cómo si no tuviéramos bastante con la violencia “made in Hollywood”, ahora hasta los grandes estudios se trepan a la moda de hacer sus propias versiones de las orgías de terror y violencia orientales - provenientes de China, Hong Kong, Japón- como es el caso de filme ganador "Los Infiltrados" (The Departed) cuyo origen creativo se remonta a ser un refrito de "Infernal Affairs".
Funde a negro....
Música- Ennio Morricone-Joan Baez La balada de Sacco y Vanzetti
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