El lugar donde he sido mandado a vivir sin ninguna experiencia previa en el medio de la más huérfana inconstancia. El que me obliga a tomar por sorteo hasta la más inocente de mis decisiones, como la de creer en la más pálida idea...

septiembre 02, 2005

Operación Cánon

Siempre fui un chico inquieto. Pero todo esto empezó cuando leí que en el concurso de novela de un conocido diario argelino la cantidad de obras llegaría a un número cercano a un mil quinientas – 1500-. No voy a escribir lugares comunes para que después me critique algún carroñero de esos que se la pasan barriendo la vereda de blogolandia para juntar puchos y venderlos. Pero la cifra me dio escalofríos. Y empecé a hacer números: 1500 novelas, supongamos un promedio de 270 páginas, porque calculo que habrá cortitas de 180 y mamotretos de 450, nos da 405.000 páginas para leer. Desinformado outsider del mundo literario lo primero que hice fue investigar, y llegué al dato clave que explica toda esta aparente incongruencia: hay un jurado de preselección. Ah, si, todo lo que quieras, pero entonces me imaginé debían haber puesto avisos solicitando el reclutamiento de jurados con un casting en la cancha de River. Pero no, no encontré datos en ese sentido, se trataría de un jurado de preselección designado por la empresa organizadora del concurso.

Luego empecé a especular, noble tarea que los ociosos griegos consagraban como la máxima expresión del espíritu humano. Si ponen a 10 tipos a preseleccionar, le tocan 150 novelitas a cada uno, una bicoca. Como no creo que le paguen full time, estimo que los tipos se podrán dedicar a leer unas pocas horas diarias, por lo que siendo optimista y pensando que todos manejen el sistema ILVEM de lectura veloz podrán liquidar 2 por semana, lo que me da 75 semanas o 18 meses o 1 año y medio, como prefieran. No cierra, lo sensato es entonces en pensar en 100 tipos como jurado de preselección, ¿será demasiado? Eso reduciría las novelas a leer a 15 cada uno, ahí si que es una pavada, en 2 meses de constante devoramiento textual se liquida el paquete.

Pero cómo creí siempre en los lemas populares, y criticar sin propuestas no era ni será mi estilo, se me ocurrieron un par de ideas que revolucionarán la historia de los concursos en la literatura de masas.


Convocatoria de un jurado popular

Tantos jurados como obras presentadas, en este ejemplo 1500 jurados, seleccionados entre el pueblo lector. Para esto hacer un concurso previo de jurados que puede dejar buena guita y repercusión. La cuestión es que cada jurado lee una de las novelas, se toma 2 meses, en ese periodo deberá leerla 2 veces al menos, llenar una planilla de análisis técnico y control, y ponerle un puntaje. Después sólo queda procesar todo eso. Y la literatura de paso democratizaría sus premios


Sistema de muestras al azar

Las novelas no se leen, se evalúan a través del sistema de “muestras al azar”. ¿Como es eso? Primero se evalúa el resumen, síntesis o abstract se llama?, bueno, no se, eso, una carillita donde se hace una sinopsis de la novela. Luego en presencia de escribano público, del escritor concursante y de algún miembro del verdadero jurado de notables se toma una muestra al azar de una (1) página de la novela. Esa página es recortada y fotocopiada, y se guarda en sobre lacrado donde se establece que es muestra válida y fehaciente para ser analizada. De un plumazo pasamos de 405.000 páginas a leer a 3000. Para que no haya suspicacias sobre que página se elije de muestra, se procede a tomar el número de páginas de cada obra y en base a esas cifras se sortea el número de página a escoger.


Operación Cánon, el Operación Triunfo literario

Este es el gran golazo. Preselección nacional, en provincias y ciudades. Jornadas eliminatorias regionales y los 22 seleccionados van a parar a una Academia Literaria. En el lugar de Pablo Ramírez de jurado ponemos a los popes canónicos. En la Academia grandes figuras del entrenamiento textual hacen su tarea. Y asi cada semana los aspirantes a estrellas de la literatura deben enfrentar desafíos variados que exigen al máximo todo su talento y creatividad. Un cuento policial, un ensayo de actualidad, una novela erótica corta. Para que seguir si la idea se explica y se explicó sola. La registré por las dudas para que no me afanen.



Por qué será que ganar y perder es siempre tan complicado.

15 comentarios:

Miguel P. Soler dijo...

Realmente, analizado así, no hay dudas: ganar un concurso es cuestión de suerte y persistencia, como una lotería. Obviamente, la realidad es más compleja. Seguramente, el preselector lee el capítulo 1 de cada una, y si no enganchaste, perdiste.
Ya ves, hasta en Francia hay quilombo por la falta de transparencia en los concursos (no por eso desestimo la calidad de los que ya ganaron.)
A pesar, de la numérica verdad del problema, sigo enviando cuentos y novela, "apostando" como un jugador empedernido. Pero no hay que dejar de recordar, que muchos de los grandes escritores jamás ganaron un concurso, habiendo participado. Cortazar, por ejemplo. Pensándolo, no escribía muy buenos primeros capítulos.

Saludos.-

Tino Hargén dijo...

Hernáncho:

Claro, se leen los primeros capítulos, se le da una hojeadita al resto, pero entonces deja de ser automáticamente un concurso de novelas para serlo de primeros capítulos. Lo que me pone mal son estas mentiras institucionalizadas por el uso y la costumbre. Aparte hablar de 1500 obras sacude todos los preconceptos, al menos lo deseado sería que la organización de cada concurso prevea un organigrama preseleccionador serio y proporcionado a la cantidad de material, teniendo en cuenta la lógica del género a evaluar. Una novela es una novela, y si alguien no la lee entera todo me parece una farsa. Cuando es un concurso de aficionados puede que la evaluación se les facilite, habrá originales casi ilegibles, pero en este tipo de concursos se presentan muchísimos escritores formados, con experiencia y antecedentes, y merecerían todos la misma atención evaluativa.

Si se leen el primer capítulo, entonces para ser rebelde habría que escribir sólo ese capitulo uno, y el resto dejar las páginas en blanco ;-)

En mi caso no merezco ni desmerezco a ganadores o perdedores de concursos, directamente como lector no le doy bola a si ganó o no ganó como referencia para seleccionar un libro a comprar o retirar de la biblioteca, y menos que menos para formarme una opinión valorativa. Ojo, si lo ganan todo bien, me alegro, lo que pasa es que los premios sirven mucho para la difusión, habrá un montón de tipos a los conocés gracias a los premios y eso ayuda a los lectores y al escritor. Seguí mandando obviamente, las reflexiones eran para defender precisamente el trabajo de los que mandan.

Saludos

Jorge_Mayer dijo...

Y eso que no vos no contás con la picardía de los jurados (cfr. Caso Piglia) que de lo contrario llegarías a la conclusión de que participar en concursos es tiempo perdido, bah, una de las tantas formas de hacerse un lugar. Como sea, el camino siempre está lleno de piedras.

Tino Hargén dijo...

Hola Jorge, antes que nada gracias por leer y dejar tu impresión.

Si, a los pocos días de tener mi blog recorriendo links pude leer acerca del litigio suscitado en torno a Piglia y el premio Planeta.

Los consagrados que son convocados como jurados, más allá de ser intachables y queribles, deberían controlar más donde ponen la cara. Después muchos escritores no se animan a quejarse porque nadie quiere pasar por perdedor despechado, o porque el que ganó es un gran escritor. No tiena nada que ver, si se violan reglas o compromisos hay que denunciarlos. En este pais de licitaciones arregladas está muy instalado eso de quién organiza un concurso tiene derecho a hacer lo que se le da las pelotas y no es asi, al convocar publicamente se establece un contrato que deben cumplir.

Si en Francia hay bardo como cuenta Hernán también, ojalá que todo esto sirva para que se revea la forma de hacerlos.

En concuros de cine, recuerdo una crónica sobre un festival de Cannes donde había miembros del jurado que eran figurones que habían ido a tomar sol, para poner el nombre, mirar algunas peliculitas y votar. Los agarró Liv Ulmann que era la presidenta y tomaba las cosas en serio: en vez de playa los figurones se tuvieron que tragar los 35 guiones de las peliculas y dar muestras de que los habían leido.

Jorge_Mayer dijo...

Puntualmente en el caso Piglia hemos tenido que aguantar que alguien tuviera la cara dura como piedra para decir que los entes privados pueden disponer de su dinero como mejor les plazca, lo que no estarìa del todo mal si se contemplase el concepto de "fe pública", que es uno de los puntales que hacen al estado de derecho, ni más ni menos, pero como en todas estas cosas el debate se pone rastrero, que si fulanito es mejor que menganito, y que a mí ya me parecía y del tema de fondo poco y nada se habla.
El "¿tan malo soy?" que se permitió hacer Piglia al respecto es algo que todavía no logro deglutir.

Saluti y avanti.

Miguel P. Soler dijo...

No sé si Piglia es tan malo. Lo único que puedo decir es que, obviando su buena técnica y su visibilidad, "Plata Quemada" es una mala novela en el arco de su obra.
Para mí, lector, es un pécado desde el vamos a nivel narrativo. En el otro, ya es otra cosa sobre la que no puedo más que perorar sin fundamento. No sé si Nielsen hubiese sido el justo ganador. Si uno desata la líneas de sospecha, bien podría pensar que la preselección está tan viciada como la selección. ¿Cómo podemos saber si se abren o no los sobres de seudónimos? El justo "ganador" (si esto existe en la literatura: campo de fuerzas de por sí subjetivo y panteísta) podría ser el más anónimo y el menos leído de la serie. Por suerte, en esta no participé. Sino, podría haber pensado que fuí Yo. :)

Saludos.-

Jorge_Mayer dijo...

Desde luego, nunca sabremos cuál es mejor. Si nosotros dos hubiesemos estado en el papel de jurado capaz que no nos poníamos de acuerdo.
No quise juzgar el mérito literario de Piglia, sino todo lo contrario. Como sabemos que no es malo, le pedimos que se porte como se portan los buenos. Desde luego que en mi caso, lo prefiero dando clases antes que escribiendo novelas, pero eso ya es otro asunto.

Gus Nielsen dijo...

¡Seguí participando!

Miguel P. Soler dijo...

¡Nielsen, demonio malvado, haber si abrís los comments! Uno quiere opinar de tus cuentos y no puede. Para ver una pantalla muda, me quedo mirando a Quiroga y su programa en el 7.
Conste.

Tino Hargén dijo...

Agradezco los comments chicos, y bienvenida la intervención de Gustavo que tiene "experiencia" en el tema, je, je pero que manga de amargos che, nadie se prendió con lo de Operación Cánon!!!!!!???? A lo mejor hago otro post y la sigo.
En vez de Marley lo conduciria Quiroga!
Quiénes serían los jurados ???

Ustedes que conocen...tiren nombres......que tal un satélite abierto desde el estudio de Aira mientras lee las obras?

¿ Que tal Beatriz Sarlo como directora de la Academia?

Saludos
:-)
Tino

Gus Nielsen dijo...

¡Taller Místico Milanesa a full como jurados!

Miguel P. Soler dijo...

Realmente, yo haría otra cosa: nada de jurados compuestos por escritores. Buscaría lectores de toda índole.
Por ejemplo, elegiría un colegio secundario, y los daría a leer a los profesores de todas las materias. Con eso, resuelvo:
1) Un incentivo docente ($)más alto.
2)Un incentivo a la lectura y a la integración entre diferentes disciplinas.
3) Difundo la nueva literatura argentina a quienes mejor la pueden difundir.
4) Podrían participar alumnos con sus opiniones.
5) Los docentes no tendrán tiempo de ir a las marchas, porque estarán leyendo manuscritos con sus lapiceras rojas y verdes.

¿Qué tal?
(¡Dejemos de darle de comer a Aira! Ni siquiera puede hacer un Diccionario de Escritores Latinoamericanos responsablemente sin pensar en su ego múltiple y estructurado.)
Otra es darselo a los ingenieros. Si pasan del primer capítulo, es que la novela es buena a pesar de su lirismo o su pseudovanguardismo. Un jurado tecnocrático (los arquitectos no, son demasiado volados, y se te puede colar el Arq. Nielsen, que tiene sus propios intereses manosánticos.)

Saludos.-

Tino Hargén dijo...

Yo pensaba en algo más tecnocéntrico, más futuristicamente orgiástico, entre la Invención de Morel de Bioy y la máquina de la pelicula "White Noise" que capte el lenguaje de los mensajes de los muertos, algo así como un sonido de ballenas decodificado electrónicamente donde podamos traducir los dictámenes de Borges, Cortázar, Lamborghini, Arlt, Lugones o Victor Sueyro sobre las obras en competencia.... y ..........

Jorge_Mayer dijo...

Yo creo que la verdadera democracia se dará el día en que las autoridades públicas se elijan por sorteo. Mientras tanto, la cosa siempre quedará en manos de una elite y esto es aplicable a cualquier rubro: la cámara de diputados, el jurado de un premio literario, el colegio profesional de los farmacéuticos, etc. Supongo que Julio Verne tendría más éxito ante un jurado de ingenieros que, pongamos, Henry James. Y así siempre los sesgos. Salutis.

Tino Hargén dijo...

Interesantes las alternativas planteadas. Miren si gobernar fuera una carga pública similar a ser presidente de mesa electoral?

En cuanto a los concursos literarios una opción sería no quedarse en reformas y empezar directamente con una medida profundamente revolucionaria: que las obras sean leídas por los jurados. Sería un buen comienzo...no ?

Tino