El lugar donde he sido mandado a vivir sin ninguna experiencia previa en el medio de la más huérfana inconstancia. El que me obliga a tomar por sorteo hasta la más inocente de mis decisiones, como la de creer en la más pálida idea...

agosto 12, 2005

La presunción de mediocridad

(Agente movilizador de este post: http://tomenlocomodequienviene.blogspot.com/2005/08/en-lo-que-daniel-massei-escribi-sobre.html ) ( Disculpas, ya voy a aprender a poner links de una sola palabra )


En las disciplinas creativas - o bien podría extenderse a la cultura en general- el viejo y cacareado adagio republicano de la "presunción de inocencia" admite un símil invertido bastante interesante de indagar, donde se establece una real y sonante "inversión de la carga de la prueba". Y ya que andamos por la escritura, a manera de ejemplo, digamos que todo escritor se presume mediocre hasta que se demuestre lo contrario. El tema es todo el magma al que ingresamos cuando decidimos inmiscuirnos un poco más en eso de “quién, dónde, cuándo, cómo y por qué” se demuestra lo contrario.

Las opciones son complicadas, o uno se cree tanto su condición de talentoso, a riesgo de convertirse en pretencioso toda vez que aquello que muestre se verá seguramente -y con dicha carga presente- como desproporcionado a esa pretensión que siempre es juzgada desmedida y apresurada, o bien se hace carne de una mediocridad asumida, segura, que al fin y al cabo es un punto de partida no discutible, pero que lo sitúa en una posición de cierta indefensión y condición disminuida que hay que llevar puesta. Y lo que abundan no son precisamente corderitos dispuestos a reconocer el talento ajeno escondido tras la humildad campechana, sino más bien lobizones dispuestos a ningunear al más débil sin ningún tipo de remordimiento por el talento que se pueda perder, sino más bien interesados en que se pierda. La sobreactuación consecuente del que puja, halla una de sus orígenes, no es que esto la explique en todo los casos, ya que en todos los órdenes sociales que uno frecuenta observa pajarracos y cualunques desubicados que se la pasan reclamando histéricos, y señores –o señoras- que tienen todos los galones de la dignidad aceptada y se muestran tranquilos y afables. Mi duda es si esa relajación es causa o consecuencia de la consagración. Desde la segura reposera de un puesto en el Olimpo es fácil sentirse o hacerse el relajado. En cambio desde la presión de sentirse y estar excluido, no tanto.
Cuando alguien no consagrado entra a una editorial supongo que lleva la "M" en la frente grabada a fuego, eso desacomoda.

Hacer literatura es creerse talentoso aún sin estar seguro de ello. Como no existe quién tenga el mediocrómetro o el talentómetro perfecto, es otorgado como condición necesaria el beneficio de la duda y con él uno puede andar por ahí bajo un delicado equilibrio sin llegar a construirse en modelos extremos como el de un quilombero engreído o de un arrastrado cortesano. Como dice la cita de Fogwill que hace D. Freidemberg: Sin soberbia nadie encontraría fuerzas para escribir o publicar, pero sin ese reconocimiento mentiroso y estratégico de la propia mediocridad, nadie encontraría amigos. Para ser escritor se necesita algo parecido pero diferente: decir que uno se cree mediocre cuando se piensa todo lo contrario.

3 comentarios:

xenia dijo...

Querido Tino:
¡Qué sabias palabras!
¡Cuánto más es preferible la arrogancia a vivir cediendo el paso a otros por amor, si no al prójimo, a la Igualdad paradójicamente entronizada en nuestro Himno Nazional Hargentino!
Como soy medio suicida (por suerte para mí, no del todo) apuesto a la fe ciega en mi propio talento, que es como decir la fe ciega en la existencia de Alá, y hablando de inversión de carga de la prueba, que me quemen por bruja o por "terro" si me agarran, total igual pensaba bombardear la mullida y fluorescente escalera del "underground" de todos modos... "Si fuera diez años más joven que feliz y que descamisado el modo de decir", para el panel de bloggers en el Rojas me haría una remera negra que dijera en letras blancas: TALENT IS A CRIME AGAINST DEMOCRACY. Sarcástico, ¿no?
Quiero fama porque creo que me la merezco. Y si me equivoco, no es problema de nadie más que mío.
Vos me entendés, ¿no es cierto?

Tino Hargén dijo...

Xenia, mirá, si te gustan los juegos de palabras, no será también 'la igualdad de todos de poder sentirse tan desigual como lo crean sus sueños -o sus convicciones diurnas- tal como hacen otros autorizados a ello sin recibir reprimendas?

En todo caso de acuerdo con que todos los riesgos de la apuesta los asume uno,y son los mismos riesgos de la apuesta por sentirse inferior y no desear más que una existencia cortesana, sólo que esta última está mejor vista.

Gracias por tus conceptos y por unirte a las reflexiones!

Entenderte? Bueno, creo que si voy entendiendo algunas cosas, que a esta altura es bastante..

Las remeras! buena idea, si yo tuviera la pelambre lacia y frondosa que supo tapizar mi cráneo hace 20 años me ponía la de "Se presume talentoso - No a la inversión de la carga de la prueba"

Saludos
Tino

Tino Hargén dijo...

Talent is a crime against democracy

Si, sarcástica y cáustica, es muy fuerte eh, a evces hay plantesos, como el de la frase con el que más o menos te metés contra unos 189 tabúes....!!!

Una variante:
"Talent is a crime against talented people"

Tino